domingo, 18 de octubre de 2009

Mi paradoja.


Mi padre ha cumplido 62 años el pasado jueves.
Y un año más, no estoy con él para celebrarlo.

Aunque la elección haya sido mía, la distancia se me hace cada vez más grande.
En vez de acostumbrarme, cada año que pasa me aleja más de ellos. Es mi paradoja: me es cada vez más difícil estar lejos de ellos, pero me es cada vez más difícil volver.

Aunque aquí este viviendo mi vida, mi familia también es mi vida, a pesar de la distancia.

Les quiero, les añoro, les echo de menos.
Estos días muchísimo. A 1700 Km.

2 comentarios:

francisco aranguren dijo...

Igualita que yo. Quiero tanto ir a verlas, pero me cuesta tanto...Es muy difícil de explicar: creo que las quiero. Pero me cuesta, lo voy dejando, y al final, una vez al año y por Navidad. Está el miedo al reproche. Está la culpa (mi vida y la suya). Está algo que quedaría herido en la infancia. El resúmen: están a media hora de AVE, me acuerdo mucho de ellas, las añoro...y no voy a verlas. ¿Es un amor imposible? Un abrazo.

Zoé dijo...

Opino que "amor" e "imposible" no son palabras que se pueden juntar... El Amor siempre esta aqui, solo son maneras y formas de vivirlo dependiendo de las circunstancias y experiencias de cada uno.
No por estar lejos se quiere menos. No creo en los refranes tipo "Ojos que no ven, corazón que no siente"... Al contrario, en mi caso mas presente tengo mi familia todavia, a pesar de los kilometros que nos separan.
Coge este tren, tu que puedes. Animo y palante!!!